No es cuestión de
decir y no hacer. Muchos mandan pero no hacen. Es fácil decir y mandar, pero no
tan fácil hacer. Conviene que lo que digas sea corroborado con tus actos,
porque lo que se dice si no coincide con lo que se hace se convierte en
mentira.
Has venido a mí,
Espíritu de Dios, en la hora de mi bautismo. Y lo has hecho para asistirme,
para auxiliarme y para dirigir mi vida según tu Voluntad. Porque ese es el camino
que me conviene, que me hace feliz y me da la Vida Eterna. Amén.
La verdad es solo
una y va acompañada no solo por la palabra sino por el hecho de ser manifestada
en la vida. Se vive según se hace, y si tu palabra no coincide con lo que vives
y hace estás mintiendo. Y la mentira no llega al corazón. Al contrario, es
rechazada.
Todo está dentro de ti. Allí en tu corazón está la semilla del bien, pero, tú has dejado que entre también la semilla del mal. Tendrás ahora que luchar para que esa semilla maligna no estropea la buena semilla que dará frutos de verdad, justicia, amor y misericordia.
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