miércoles, 14 de diciembre de 2022

PENSAMIENTOS EN EL CALOR DE LA NOCHE

No tienes que decir lo que te dicen, sino anunciar y transmitir lo que ves, los que sientes, tu propia experiencia de lo que vives. Porque, si no ves ni sientes nada, ¿qué vas a transmitir? La fe es un don que da Dios y lo da al que experimenta su presencia.

Es un tiempo de espera, de prepararnos para tu llegada. Una llegada que se alargará toda nuestra vida en este mundo. Porque, Tú, Señor ya has venido y estás entre nosotros y esperamos esa tu segunda y definitiva venida a establecer tu reino eterno.

Cuando lo que comunicas no está en consonancia con lo que sientes y vives, tu anuncio no se transmite ni llega al corazón del que escucha. Tu vida es la que transmite y anuncia esa Buena Noticia que otros ven que vives y que manifiestas con tus obras.

Discernir bien es muy importante para tomar la decisión correcta. Y la decisión correcta no es la nuestra o la que a nosotros nos gustaría. Somos presa fácil para el Maligno y puede engañarnos La correcta es la que nos señala y nos indica el Espíritu de Dios. 

El peligro está al acecho y, de no estar vigilantes, nos puede invadir, someter y desviarnos del camino que nos lleva a estar expectante y a la espera del Señor. Se hace necesario estar en vigilancia permanente y, como nos dice el Santo Padre, atento al buen discernimiento que nos exige vigilar y desconfiar de aquel que trata de distraernos y despistarnos.

Creernos seguros en un mundo donde la cruz es nuestra bandera y signo de salvación es aceptar la confianza y bajar la guardia. Condiciones que busca el Maligno para caer sobre nosotros. seduciéndonos e invitándonos al confort, la comodidad, el descompromiso y al confiar más en nosotros y en nuestros proyectos que en los de Dios. 

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