La cruz nos salva,
pero una cruz que pasa primero por asumirla, aceptarla y sufrirla. Porque,
Jesús cargó con la cruz de todos, pagó por todos para que tú aceptes la tuya,
cargues con la tuya y, agarrado a Él llegues también a tu propio calvario. Así
resucitarás como Él.
Desde el momento
que te reconoces pecador, te la seguridad y la confianza que Dios, tu Padre,
derrama sobre ti su Infinita Misericordia. ¿Cómo si no puedes pensar que
podemos salvarnos? Su Amor, que no comprendemos, es Infinito.
Porque, solo si eres capaz, asistido por el Espíritu Santo, que para eso ha bajado a ti el día de tu bautizo, de cargar con tu cruz de cada día tendrás vida eterna. Precisamente, para eso murió Cristo en la Cruz, para que tú y todos los que creen en Él tengan Vida Eterna.
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