Adviento es atender lo
pequeño, para que cuando llegue el pequeño Jesús —el Niño Dios— seamos
sensibles a su presencia sencilla. Porque nuestro camino de conversión es un
intento de parecernos a ese niño del pesebre.
Dame, Señor, la
sabiduría de saber discernir dónde está tu Voluntad y fortaleza para ponerla en
práctica en cada instante de mi vida. Sobre todo en mis relaciones con los
demás. De manera especial con los más pobres y necesitados.
Juan nos invita con su palabra y su vida a abrirnos camino en este mundo dejándole paso al Señor, abriéndonos a su Palabra y permitiéndole que ocupe el centro de nuestro corazón.
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