La grandeza de Juan
reside en su capacidad de hacerse pequeño, de quedar en segundo plano para que
el Mesías ocupe el lugar central como oferta de salvación para toda la
humanidad.
Gracias, Señor, por
tener la posibilidad de compartir mi fe en la familia, en la parroquia y con
algunas otras personas. Incluso por poder manifestarla con otros amigos que no
la tienen y que no se abren a ella. Gracias, Señor.
Por eso, su nacimiento fue motivo de alegría y alabanza. Todos, llenos de esperanza, sentían que se abría una nueva etapa: un reino nuevo que traía consigo verdad, justicia y paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.