En muchos momentos dudamos de justificar nuestra ausencia o
actitud con leves mentiras. Nos parece que eso no es faltar a la verdad, pero
cometemos un grave error, porque tras una pequeña mentira viene una grande.
Acostumbrarnos a no descubrir nuestra verdad es
acostumbrarnos a justificar la verdad con mentiras, y eso es un mal camino que
puede desviarnos a salir del atolladero por la puerta falsa.
La mentira no existe, sólo es una falsa presentación de la
verdad. Sólo existe la Verdad y esa está escrita en nuestros corazones. No dejarla
salir es falsear nuestra vida dando lugar a la mentira.
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