Ocurre que todos tenemos nuestros propios juicios u opiniones. Juicios que muchas veces se nos piden en calidad de opiniones, y que, orgullecidos, como la zorra hizo sentir al cuervo, emitimos como fundamento de verdad y que casi reclamamos que así se crea. Aparentamos cierta hipócrita humildad, pero nos disgusta que no nos lo crean o no se tenga en cuenta.
Sin embargo, poco sabemos de nosotros mismos y sí, mucho nos perdonamos a nosotros mismos. Y no lo hacemos en la misma medida que juzgamos a los demás. Posiblemente, detenernos en ese punto nos ayudaría a meditar más nuestros juicios y a no precipitarnos demasiado.
Porque en la medida que juzgues, tú y yo también seremos juzgados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.