Las respuestas, a nuestras
súplicas y peticiones, de nuestro Padre Dios no son siempre, aparentemente,
atendidas. Al menos como a nosotros nos gustaría. Porque Dios sabe lo que
realmente nos conviene, y no todo lo que le pedimos es bueno en orden a nuestra
salvación. Nosotros no sabemos pedir, pues nuestro corazón, sometido a los
placeres y pasiones de este mundo, nos confunde y pierde.
Conviene, pues, pedir al
Señor que nos enseñe a pedir y a discernir lo bueno de lo malo. Pero, sobre
todo, a descubrir lo que, a pesar de que a primera vista no parezca apetecible
y bueno para nosotros, sea realmente lo que nos conviene.
Y confiar pacientemente en su Bondad, Presencia,
Palabra y Amor. Un Dios Padre, que nos ha creado por Amor no nos abandona
nunca. Y siempre estará pendiente de nosotros, porque, por su Amor, ha
entregado a su Hijo para salvarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.