Muchas personas llegan a
confesar que harían cualquier cosa por conseguir la meta de sus aspiraciones.
Incluso algunos confiesan estar dispuestos hasta matar. El verdadero valor del
sacrificio está escondido en el amor. En el verdadero amor. Sólo cuando se hace
por amor tiene sentido.
No vale decir que me
sacrifico por ti o por esta causa como si se tratara una condición para tenerte
o para conseguir la causa. Porque, puede ocurrir que tú no estás o la causa
desaparece y tendrás que seguir amando. Y el amor engendra sacrificio.
Por eso, el amor nunca termina, porque siempre estará
en vela y dispuesto a sacrificarse por el bien del otro. Por eso, el amor
exigirá siempre misericordia, y si deja de ser misericordioso habrá dejado de
amar. Así nos ama Dios, siempre, a pesar de nuestros rechazos, Él nos estará
amando, porque su Misericordia es Infinita.
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