Sin embargo, en el mundo
cohabitan el bien y el mal, y el salir victorioso consistirá en saber discernir
lo que es bueno y lo que es malo. La sabiduría consiste en saber cribar lo
bueno de lo malo. No consiste ni está en saber mucho, ni tampoco en tener
grandes conocimientos, sino en saber separar y escoger lo bueno, y apartar lo
malo.
Ese será el camino de
aquellos que alcanzan el verdadero triunfo en el mundo que les ha tocado vivir.
Porque es cierto que en el mundo hay buena semilla, pero también cizaña. Y la
cizaña tratará de ahogar a la buena semilla para que prevalezca el mal. Y nace
la lucha del bien contra el mal.
En el Evangelio de hoy, Jesús, nos descubre esa lucha,
y nos enseña a orar para que en el Espíritu Santo salgamos victoriosos evitando
las tentaciones de confundirnos y mezclarnos con la cizaña. Con el Señor seremos mayoría aplastante y
venceremos.
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