Cuando nuestro presente está condicionado por nuestro
pasado, ocurre que lo que hicieron nuestros padres queda aprobado ahora. Y
nuestros padres también, pecadores, cometieron errores. Errores tales como no
oír a los profetas y apóstoles y rechazarlos. Incluso matando a muchos.
Y ahora, nosotros, en las circunstancias de nuestra época, le levantamos mausoleos, sepulcros y hasta honores. Pero no seguimos sus enseñanzas ni sus
criterios. Sus vidas son exaltadas y celebradas, pero para nada inciden en la
vida presente de los que hoy viven y les celebran.
Así, contemplamos un mundo donde se permite como un derecho
el aborto; se persigue la libertad religiosa; muchas personas carecen de lo
necesario para vivir y son explotadas. Sobre todo los niños, que son condenados
a morir en el seno de sus madres. ¿Es eso lo que nos dijeron aquellos que hoy
le dedicamos honores y mausoleos?
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