La vida de cada persona es un misterio que sólo Dios sabrá entender
y juzgar. No somos mejores unos que otros porque tengamos más o menos suerte en
la vida. La vida de cada persona es la que es y lo que importa es que sea digna
ante Dios.
Digna porque responde a la dignidad, valga la redundancia,
de ser hijos e iguales y con los mismos derechos, y, como hijos, vivir en su
Palabra y Voluntad. Y sólo seremos rechazados si no nos convertimos. Lo demás sucesos
no tienen que ver con nada de esto.
La paciencia de Dios es Infinita y, a pesar de nuestro rechazo o distracción, nos espera y nos da oportunidades para que podamos revertir la situación y convertirnos. Es decir, salir de la sequedad de esta vida insípida y tratar de hacerla fértil y dar frutos.
La paciencia de Dios es Infinita y, a pesar de nuestro rechazo o distracción, nos espera y nos da oportunidades para que podamos revertir la situación y convertirnos. Es decir, salir de la sequedad de esta vida insípida y tratar de hacerla fértil y dar frutos.
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