viernes, 21 de octubre de 2016

Si hay un momento de gloria esa es la muerte. Claro, gloriosa para aquellos que esperan resucitar. Gloriosa para aquellos que creen en la resurrección y gloriosa para aquellos que la muerte es la jubilación para la Vida Eterna. Ahora que se habla mucho de la jubilación, y lo negro que ser presenta el panorama, jubilarse para la Vida Eterna sabe a gloria bendita.

Por el contrario, para los que ponen todas sus esperanzas en este mundo, la muerte es el final. Porque sus esperanzas no están puestas en Dios, sino en este mundo caduco, y eso no pinta bien al final. Porque el resultado no promete sino más dolor y sufrimiento eterno.

Escrutar este tiempo de nuestra vida exige reflexión. Reflexión serena y humilde sobre nuestro origen y destino. Porque hemos, quieras o no aceptarlo, salido de Dios, y al Él volveremos. Y lo haremos para vivir en plenitud de gozo eterno o en plenitud de tormento y sufrimiento eterno  La cosa es muy seria, porque nos jugamos nuestra plena y eterna felicidad.

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