Si hay un momento de gloria esa es la muerte. Claro, gloriosa para aquellos que esperan resucitar. Gloriosa para aquellos que creen en la
resurrección y gloriosa para aquellos que la muerte es la jubilación para la
Vida Eterna. Ahora que se habla mucho de la jubilación, y lo negro que ser
presenta el panorama, jubilarse para la Vida Eterna sabe a gloria bendita.
Por el contrario, para los que ponen todas sus esperanzas en
este mundo, la muerte es el final. Porque sus esperanzas no están puestas en
Dios, sino en este mundo caduco, y eso no pinta bien al final. Porque el
resultado no promete sino más dolor y sufrimiento eterno.
Escrutar este tiempo
de nuestra vida exige reflexión. Reflexión serena y humilde sobre nuestro
origen y destino. Porque hemos, quieras o no aceptarlo, salido de Dios, y al Él
volveremos. Y lo haremos para vivir en plenitud de gozo eterno o en plenitud de
tormento y sufrimiento eterno La cosa es muy seria, porque nos jugamos
nuestra plena y eterna felicidad.
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