martes, 18 de octubre de 2016

No es que el catecismo nos descubre esa huella que habita dentro de nosotros, La descubre el propio hombre en su recorrido vital de su propia vida. Pero, algunos se enfrentan a ese interrogante y se esfuerzan en responder, y otros trata de justificarse y miran para otro lado.

Tampoco faltan los que al tratar de justificarse distorsionan la realidad y rechazan su propia realidad de hijos de Dios. Trata de borrar esa huella impresa en su corazón y se auto engañan. Caen sometido a la esclavitud del mundo y de su príncipe, y ciegos se precipitan al abismo. 

Pero la esperanza nunca se pierde porque Dios nos espera y nos abre los brazos. Por eso le pedimos que envíe obreros a su mies, porque hacen falta obreros para llegar a todos los rincones y proclamar su Palabra de salvación. La esperanza del hombre no está en el mundo, sino en su Padre Dios.

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