El hombre hace proyectos
para ser feliz. Pero, desde el principio se equivoca cuando pone la felicidad
en el tener y poseer. Eso le exige alcanzar riquezas y poder, y pronto descubre
que para lograrlo tiene que engaña y explotar al hermano. Surgen entonces las
diferencias y las luchas desiguales por el poder.
Equivoca el camino y
también el lugar. Busca el tesoro en un campo donde no se encuentra y halla el
vacío y el sin sentido. Busca lo eterno en lo caduco, y eso es imposible. Se
cierra, se desespera y se resigna, esclavizado, a la muerte. No escucha el
verdadero proyecto que lleva a la felicidad y se somete al pecado.
Jesús nos propone un camino bienaventurado. Bienaventurado
porque ese camino nos lleva a la única y verdadera felicidad. Son las
bienaventuranzas, sermón de Jesús en el monte. Seremos dichosos y felices si
somos capaces de vivir ese proyecto de amor que Jesús nos propone. Conviene
conocerlo y vivirlo. Nos hará dichosos y felices eternamente.
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