domingo, 26 de febrero de 2017

La realidad es que nos resulta difícil mantener la concentración firme cuando tratamos de atender varias cosas a la vez. Puesto la mirada en un lugar, difícilmente sabremos que ocurre en el otro. Por eso, para seguir a alguien hay que dejar lo demás y fijarse bien en el camino.

Hoy, Jesús, en el Evangelio nos habla de este problema. No podrás estar a medias aguas, porque ni harás una cosa ni la otra. O el mundo, o con Dios. Tus oídos escucharán a uno, pero no podrán escuchar al otro. Y de la misma manera servirán a uno y dejarán de servir al otro.

Por lo tanto, tendrás que centrarte en Dios si le quieres seguir, y despojarte de las cosas del mundo. Ello te exigirá firmeza y voluntad que, sólo Dios puede darte. En Él encontrarás la fortaleza y la sabiduría para vencer al mundo y serle fiel a Él.

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