sábado, 29 de diciembre de 2018

Desde el principio todo indicaba que Jesús, el Mesías enviado, tenía otros planes, según la Voluntad de su Padre, diferentes a los que el pueblo esperaba. Pero, pocos se dieron cuenta, y sorprende que sólo dos ancianos lo descubrieran en su presentación en el templo.

Simeón y la profetiza Ana se dieron cuenta de la presencia divina del aquel Niño. Y a Simeón, varón justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.

Es posible que ahora a ti y a mí nos suceda algo parecido a lo del pueblo. Quizás, porque no estamos atentos como Simeón  buscando descubrir al Mesías prometido. Quizás, nuestra inquietud no llega a movernos a buscarlo, o a preguntarnos de dónde venimos. Sería bueno hacer esa reflexión y tratar de descubrir que ha nacido el Salvador del mundo..

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