martes, 24 de noviembre de 2020

 

Cuando perdemos la esperanza de eternidad, el mundo pierde todo su sentido, ¿para qué tanto esfuerzo y luchas si todo acaba con la muerte? Nacemos para vivir y todo lo que no sea eso quita sentido a nuestra vida y debilita nuestra esperanza. Dentro de nosotros hay esperanzas de eternidad.

El mundo se acaba y toda la ciencia y avances técnicos, que parece que trabajan para la eternidad, se vendrán abajo. Es decir, terminarán desapareciendo. Sin embargo, no sabemos cuándo ni cómo, pero, sí que sucederá. Nuestra esperanza está en el esfuerzo de hacer nuestra vida eterna como nos promete Jesús.

Vida que debemos aprovechar para no dejarnos engañar ni seducir por todas esas aparentes maravillas que nos prometen bienestar y felicidad. Porque, todo eso será destruido como nos dice el Evangelio de hoy: Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

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