La consecuencia de olvidarnos del pecado es que tampoco advertimos la necesidad del médico. Sí, para los dolores corporales, pero no para el espíritu, que es de lo que hablamos y se trata. Por tanto, sin conciencia de pecado, tampoco descubriremos necesidad de Médico – Dios -.
Y eso es lo que experimentan los fariseos cuando dicen: « ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?». Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores».
Es evidente y de sentido común que en los hospitales están los que se sienten enfermos. Nunca, salvos médicos, enfermeros y personal sanitario, habrá una persona sana en un hospital. De la misma manera, solo estarán con Jesús aquellos que se reconocen pecadores y necesitan ser perdonados
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