martes, 13 de julio de 2021

 

 

Es evidente y obvio que Dios ha sembrado en tu corazón la semilla del amor. Y lo demuestra que todos experimentamos ese deseo hasta el punto que sin amar nos es imposible vivir. Necesitamos amar y ser amados. Dios nos ama y nos invita tanto a dejarnos amar como a amar.

Amar al que tengo enfrente, sea quien sea. Amigo o enemigo; de mi mismo color o no; de mi misma raza o no. Y es que el amor se descubre con rasgos de más autenticidad cuando se trata de amar a un enemigo o a alguien diferente. Ahí la prueba es categórica.

Ahora, ¿qué ocurre? Oímos la Palabra, pero no la escuchamos. Vemos, incluso, buenos testimonios y hasta se producen milagros, pero no creemos en ellos. Tildamos lo ocurrido de casualidad o de suerte. La realidad es que nos cuesta creer. ¿O que no queremos que la fe nos presione a cambiar nuestra vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.