miércoles, 14 de julio de 2021

 

El Amor de Dios no puede entrar en un corazón soberbio. De ahí que Jesús haya dicho: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños ».

Porque, los soberbios llenan sus corazones de poder, de riquezas, de prepotencia, de avaricia y no dan lugar a que entre Dios. Sin embargo, ocurre todo lo contrario en un corazón humilde y sencillo. Un corazón que se sabe pobre, limitado, pequeño y que necesita del Corazón Sagrado de Jesús.

Un corazón humilde, como el de María, que, sabiéndose pequeño se pone en manos del Padre para fortalecerse y encontrar el verdadero sentido a esta vida. Un corazón que experimenta que solo en manos de Dios puede encontrar su verdadero y único destino, la Felicidad y Vida Eterna.

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