Sí, la experiencia nos lo dice. Habrá días oscuros y sin sol. Todo se nos vendrá abajo, pero, tengamos paciencia y confianza en el Señor. Él hará de nuevo salir el sol y dará luz a nuestras vidas. Seamos perseverantes e insistamos en nuestra oración.
Nunca dejemos de pedir, y, como esa pobre viuda que nos pone el evangelio de hoy sábado, insistamos confiados en que el Señor nos responderá. Porque, Él es nuestro Padre y nos ha dado esta vida. ¿No nos va a atender en nuestras peticiones?
Por tanto, a pesar de que la lluvia nos empape y nos cale hasta los huesos, nunca olvidemos que el Señor – que nos ha creado – está con nosotros y sabe de nuestras necesidades antes que nosotros. Por tanto, pidámosle que nos auxilie y nos conforte con perseverancia y confianza. Como buen Padre nos atenderá.
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