Diríamos que la vida es un compendio de horas de felicidad, otras no tan felices y otras de tristeza y oscuridad, donde parece que todo se nos viene abajo. Pues bien, en esos días difíciles buscamos a quienes nos pueden ayudar. Nuestros padres o seres más cercanos.
Y, quizás, nos olvidamos del que realmente siempre está cerca, nuestro Padre Dios. Él es nuestro apoyo, nuestra fortaleza y nuestro refugio. A Él podemos acudir con toda confianza porque espera nuestra súplica y nuestra petición. Quiere nuestro bien y nos protegerá.
No perdamos la paciencia y la esperanza. Tenemos un Padre que nos protege y nos salva de todo mal. En Él encontraremos refugio, consuelo, esperanza y salvación. ¿Cómo nos va a dejar a merced de la oscuridad y del peligro? Ha venido a salvarnos y nos cuida de que nos podamos perder. ¡Acudamos a Él sin miedo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.