Eres elegida, María, porque, primero has sido dócil y obediente a la Palabra de Dios. Has escuchado con atención y obediencia esa Palabra y la has llevado al cumplimiento en tu vida. Y tu sencillez, humildad y fe te han llevado a ser elegida Madre de Dios.
También, nosotros, queremos, como Tú, ser dóciles y obedientes a la Palabra de nuestro Padre Dios. Enséñanos a vivir en esa actitud de docilidad y obediencia. Muéstranos el camino e intercede por nosotros para que también podamos recibirá.
Abiertos nuestros corazones, a la Gracia del Amor del Padre, seamos fieles a su Palabra mirándonos en María, y, como ella, confiemos en lo que el Espíritu Santo nos va revelando siguiendo el Plan que nuestro Padre Dios tiene trazado para cada uno de sus hijos. Amén.
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