lunes, 14 de febrero de 2022

 

Salimos al ruedo de nuestra vida esperanzados y confiados en el Señor. Nuestro testimonio se apoya en Jesús. Él es el Santo y, por su Gracia, nuestro testimonio cobra fuerza y eficacia. En la medida que transparentemos al Señor, nuestro testimonio contagia y evangeliza.

Sabemos que no son nuestros méritos, sino que, por la Misericordia y la Gracia del Señor, nuestras obras y palabras tienen la fuerza de contagiar y tocar los corazones de las que las reciben. Y en esa confianza y actitud nos atrevemos a proclamar el Nombre del Señor.

Nuestra actitud de amar se convierte en perdón. Porque, cuando amamos perdonamos. O al revés, cuando perdonamos estamos amando. De ahí que por la Misericordia de Dios somos perdonados y amados. Y, de la misma forma, también nosotros tenemos que perdonar para amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.