Todos
tenemos nuestros planes e ideales. Pero, el peligro está, no en tenerlos, sino
en que demos prioridad a ellos antes que al Señor. Porque, sin darnos cuenta
seguimos al Señor dejándolo en segundo lugar. Seguimos a nuestros proyectos y
no al Señor.
Dame,
Señor, paz, sabiduría y fortaleza para saber encajar y aceptar todas las
dificultades y adversidades de este día, que quiero empezar a vivirlo junto a
Ti. Porque, sé, Señor, que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.
¿Dónde
está el centro de tu vida? Porque, dependiendo de lo que pongas en el centro de
tu corazón, es a eso a lo que darás preferencia. Y, ¡claro, si es el mundo lo
que ocupa tu corazón, al mundo seguirás! Por el contrario, si optas por poner
al Señor, tu camino será camino de Vida Eterna.
La
vida es el camino a la gloria. Un camino que no podemos encontrar por nuestra
cuenta ni con nuestras fuerzas. Un camino que solo encontraremos siguiendo a
Aquel que es Camino, Verdad y Vida. Y de no hacerlo perdemos el tiempo y la
verdadera vida.
Tú tienes también tu compromiso y tu misión. Porque, la paz y la fraternidad en este mundo depende también de tu, pequeña y humilde, aportación. Tu testimonio hace falta para que el mundo, contagiados por todos, se llene cada día de más paz y fraternidad. Y, las tuya hacen falta.
Hoy, el Papa Francisco comparte su viaja a Kazajistán y nos habla de su encuentro con líderes de otras religiones mundiales a fin de lograr la paz y fraternidad humana. Una paz y fraternidad que nos exigen esfuerzo y buena intención de lograrlas. Y en eso, nos dice el Papa, tiene mucha importancia nuestro pequeño y humilde esfuerzo que, como testimonio, ayudará mucho a contagiar nuestro mundo de verdadera paz y fraternidad.
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