La fe es un don de
Dios, y como tal la recibimos de Él. Pero, por nuestra parte tendremos que
pedirla, buscarla y, pacientemente, confiar en que nuestro Padre Dios nos dará
la que necesitemos. Nosotros, por nuestra parte, tendremos que abrirnos a
recibirla.
Esa es la
intención y el objetivo, pero imposible para mi desde mi herida naturaleza
humana. No puedo por mis medios y naturaleza hacerlo, Señor. Necesito la
fortaleza y el poder del Espíritu Santo para perdonar como Tú, mi Señor, me
perdonas.
Y lo que nos toca
– ya que somos libres – es confiar y fiarnos de la Palabra del Señor. Tener
paciencia y esperanza de que Él nos dará lo que realmente necesitamos, y la fe
que necesitamos para sostenernos en esa esperanza de fiarnos de su Palabra y
creerle. Pues, ¿qué mérito tendríamos si todo se nos fuese dado claramente<’
¿Acaso no nos corresponde fiarnos de la Palabra del Señor? ¿Acaso el amor no
implica riesgo?
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