No hay otra
alternativa que la de pedir la fe. Y considerarnos unos privilegiado por la fe
que tenemos en este momento. Gracias, Señor, por la fe que tengo y por vivir en
el esfuerzo de seguirte e intentar cumplir tu Voluntad.
Señor, ese es mi
debate interior y lo que me atormenta en el sentido de pensar que no te
respondo, ni accedo a tus peticiones. Me debato entre llenarme de Ti, o de
estar lleno de mis mentiras, perezas y apariencias. La más pequeñas de las
tempestades me derrumban. ¡Señor, limpia mi corazón de tantas impurezas!
Sin embargo, mi fe, posiblemente esté parada o no crezca, y eso para mi crecimiento en mi compromiso de fe. Yo, Señor, que quizás por eso estoy intranquilo, te pido con todo mi corazón que aumentes mi fe y fortalezcas mi voluntad para, aparte de serte fiel, crecer en mi compromiso de bautismo y anunciar, con mi vida y obras, la Buena Noticia que Tú nos has anunciado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.