Las tentaciones caminan contigo, y el demonio
aprovecha cualquier debilidad para seducirte y apartarte del Señor. Nunca
olvides al Espíritu Santo, que desde tu bautismo te acompaña para fortalecerte
y defenderte.
Desde el primer instante que mi ser toma conciencia
y despierta, Señor, anhelo tu presencia, deseo estar contigo y, sobre todo,
hacer tu Voluntad. Dame, Señor, la fortaleza, sabiduría y paz para vivir
plenamente en tu presencia.
Recuerda también a tu ángel de la guarda: él guía
tus pasos, te defiende y te ayuda a discernir las artimañas del maligno. Abre
tu corazón al Espíritu de Dios y escucha las inspiraciones de tu ángel; ellos
te orientarán y protegerán.
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