Una
pérdida de confianza anula el diálogo. Y sin diálogo, la persona queda
incomunicada y sin relación. Nunca debemos olvidar que somos seres creados para
relacionarnos.
¿A quién
recurro cuando estoy decepcionado y me siento perdido? Solo en Ti, mi Señor,
puedo encontrar consuelo, fortaleza y esperanza. Espérame, Señor, para que no
me pierda. Abrázame para sentirte cerca, y llenarme de esperanza.
De la
relación nace la confianza y el amor. Recuerda, hemos sido creados para amar
con misericordia. Y, precisamente, de la confianza nace la misericordia con la
que nos perdonamos.
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