Si te propones llegar a algún lugar tendrás primero que buscar momentos de descanso para reponer fuerzas. La mente y el cuerpo necesitan descansar para continuar el trabajo o la marcha. Lo mismo ocurre con tu crecimiento espiritual. Tendrás que pararte, reflexionar y meditar porque al igual que la fruta necesita agua y tiempo para madurar, tu alma necesita reflexión y meditación para madurar.
No sé madura si no se reflexiona, pero con una condición: reflexionar en la verdad, porque de hacerlo para ganar, salir airoso, vencer o engañar lo hacen hasta los que están verde y no han madurado. Sólo la verdad necesita reflexión para encontrar la justicia y en la justicia la paz.
Y eso exige desprendimientos, desapegos, olvido de mis propios intereses, generosidad, solidaridad y mucho amor. Experimentas que llegado a ese punto te sientes libre, gozoso y en paz con todo lo que te rodea.
Quizás no te has dado cuenta, pero en ese estado te encuentras muy cerca de Dios.
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