martes, 11 de marzo de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR

La duda siempre está a nuestro lado. No se cansa de seguirnos y de asediarnos. Es nuestra primera tentadora y, quizás, la más peligrosa. Es íntima del diablo y nos acecha a cada instante: en los momentos bajos cuando nuestra moral se derrumba por un contratiempo, en las enfermedades, en los fracasos... La duda siempre está presente en nuestra vida.

El mejor antídoto es pasar indiferente ante ella. No hacerle caso. Ni siquiera mirarla y menos ponernos a dialogar o razonar con ella. La duda deja de ser duda cuando tus pasos siguen adelante y cuando pones toda tu confianza y tu corazón en Manos del Señor. 

En el Espíritu Santo la duda se disipará y emprenderá la huida. En Él te sentirás fuerte y firme hasta el punto de olvidarla.

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