viernes, 4 de abril de 2014

LA NOCHE, UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR



Lo que descubre a una persona son sus palabras y sus obras. Nadie, Señor, ha hablado como Tú, y tus obras son bendiciones para los hombres. Sorprende y despierta admiración la autoridad con la que hablas. Porque sigues actuando entre los que te llaman y te convocan, y te haces presente cada día en las Eucaristías celebradas. En esos momentos podemos estar muy cerca de Ti hasta el punto de alimentarnos con tu Cuerpo y Sangre.

Y se experimenta también el Espíritu Santo que, nacido del Amor entre el Padre y el Hijo, nos guía y nos asiste en el peregrinar de cada día. Por eso, Señor, Tú eres el Hijo de Dios Vivo, el Mesías prometido, esperado y enviado por el Padre Dios en la plenitud de los tiempos, para que, según la Voluntad del Padre, por su Muerte y Resurrección, todos los hombres fuesen rescatados.

Porque donde dos o más se reúnan en tu Nombre, allí Tú te haces presente.

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