Se hace difícil perdonar porque nuestro criterio es dar y recibir. Si me das tendré que pagarte en proporción a lo recibido; y si me ofendes o perjudicas, tendrás que recompensarme respeto a la ofensa. Nada se regala y nada se perdona de gratis. Desde esta actitud y forma de pensar, el perdón es algo insuperable en muchos momentos y muy difícil de vencer.
Sin embargo, cada día y a cada instante somos perdonados, sin pedir nada a cambio, por nuestro Padre. Dios. Simplemente por amor. Sólo se nos invita a hacer nosotros lo mismo y perdonar tal y como somos perdonados por Él. Eso sí, nos sabemos limitados e imposibilitados para hacerlo por nuestra cuenta, pero tenemos la asistencia y la compañía del Espíritu Santo. En Él podemos conseguirlo.
Porque en la medida que seamos capaces de perdonar, seremos también nosotros perdonados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.