Cuando lo hecho te satisface y pareces experimentar gozo y paz, piensas que has actuado bien, sin embargo puedes confundirte y no estar en sintonía con el Espíritu de Dios. A veces el gozo es aparente y no viene de Dios, porque el diablo también está al acecho y trata de engañarte.
Sorprende que cuando la inquietud es más intensa y el desconcierto de no estar seguro de haber actuado bien escuece, las señales de, al menos, actuar bien intencionado y en justicia se hacen más evidentes y se acercan más a la Voluntad de Dios.
Porque el verdadero amor duele cuando se hace en verdad y justicia, y sólo es puro si sale de un trabajo en sintonía con el Espíritu Santo.
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