miércoles, 11 de junio de 2014

SOBRE LA EUCARISTÍA



Necesitamos alimentarnos y prepararnos para la lucha de cada día. Todos los hombres y mujeres se esfuerzan en estar fuertes y preparados, tanto físicamente como intelectualmente, para así poderse enfrentar mejor a los retos de cada día que la vida les presenta.

El alimento del creyente es el mismo Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre, que se ha quedado, bajo las especies de pan y vino, para servirnos de alimento y fortaleza en la lucha contra el mal que trata de tentarnos y alejarnos de nuestro Padre Dios. No alimentarnos del Pan de Vida que es el mismo Jesús que camina con nosotros, es darle la oportunidad al diablo de vencernos.

Jesús es nuestra fortaleza y nuestro alimento y alimentados en y por Él con su Cuerpo y su Sangre nada tendremos que temer.

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