Mientras nos sintamos fuertes, saludables, tanto económicamente como físicamente, la necesidad de alguien exterior y también de Dios nos pasa inadvertida, En ese camino de suficiencia y sin carencias o necesidades que nos interpelen y nos pongan en la necesidad o el peligro, Dios nos sobra.
Por eso, Jesús, nos aclara que Él ha venido para salvar al pobre, al enfermo y al necesitado. Mientras tú no estés entre estos, la salvación de Jesús no llegará ni pasará por ti.
Necesitarás experimentar la pobreza y la enfermedad para pedir el auxilio del Señor y acogerte a su Salvación.
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