lunes, 15 de septiembre de 2014



Si hay algo que apreciamos es la vida, pero no parece preocuparnos demasiado por ella. Sucede como si la muerte no fuera con nosotros. Incluso la ponemos en riesgo constantemente cuando no cuidamos nuestra forma de alimentarnos y de vivir.

Vivimos muy ligeros y nos acostumbramos a observar, experimentar y hasta a acompañar a otros en sus muertes, pero no contemplamos, aunque lo digamos y esperamos, la nuestra. Parece como si la muerte fuese algo tan cercano y común de todos los días que no nos hace pensar ni nos interpela.

Sin embargo, todos nuestros esfuerzos van encaminados a evitar la muerte. Y no escuchamos la Buena Noticia que Jesús de Nazaret nos ofrece para solucionar ese problema. Nos ofrece la Vida, Vida en abundancia para Siempre.

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