jueves, 11 de diciembre de 2014

Hay momentos que se te echa el tiempo encima y te ves superado por el cansancio o las desganas. El camino se traba y no se ve la forma de superar ese obstáculo. El cansancio se hace más pesado y te dan ganas de dejarlo todo.

En el fondo ocurre que no aceptas tus limitaciones y tu impotencia. Ese es el problema, porque cuando aceptas lo que eres, y más después de darlo todo. El cansancio debe ser una bendición y un descanso. Ahora, después de entregar todo tu esfuerzo, descansa  y recupera fuerzas para volver a empezar.

Y la mejor forma de hacerlo es apoyarte en Jesús. Es la más barata, gratis, no por eso fácil, pero la mejor, más segura y la que nunca falla. Jesús nos llena de Paz.

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