Muchas veces no cerramos a cosas que ya están vaticinadas o esperadas con mucha probalidades. El acontecimiento del nacimiento de Jesús estaba más que anunciado y profetizado, pero muchos se niegan a admitirlo. Quieren pruebas que no se les van a dar, porque aun dándoselas tampoco lo van a admitir.
El Hijo de Dios tenía anunciado su nacimiento y su misión. Simeón, que tenía al Espíritu Santo, esperaba la venida del Mesías prometido. Y a él le fue revelado su presencia, y también los sufrimientos que había de padecer María, la Madre de Jesús.
Todo estaba dicho y profetizado mucho antes. Abramos los ojos para ver que Jesús es el verdadero y único Hijo de Dios.
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