lunes, 26 de octubre de 2015




La vida es una prueba de rectitud. Rectitud de actitudes y deseos de caminar rectamente, pero los obstáculos nos amenazan con encorvarnos y no dejarnos levantar la mirada.

Nos esclavizan y nos someten. Y no podremos enderezarnos si no acudimos al Señor. Suerte la de esa mujer encorvada que encontró a Jesús. Y después de estar dieciocho años sometida al demonio, por la Gracia de Dios, quedó liberada y derecha.

Busquemos al Señor con confianza y paciencia. Por su Amor y Misericordia tendrá compasión de nosotros y nos liberará de la esclavitud del demonio.

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