Esperábamos un Mesías fuerte,
poderoso, destacado y demoledor. Esperábamos un Mesías libertador y que nos
guiara hacia la libertad. Pero lo que encontramos fue el anuncio del un Mesías
pobre, sencillo y que proclama el amor.
El pueblo no estaba preparado
para eso, y no supo encajar esa presentación del Mesías. Y hoy sigue ocurriendo
lo mismo. Muchos no entienden que el amor se pueda extender a los enemigos. No
cabe en nuestras cabezas. Y no se nos ocurre que Dios tiene poder para
transformarnos y darnos la sabiduría y la fuerzas para cambiar´. ¿En qué Dios
pensamos?
Sin embargo, Dios lo ha querido así, y nos envía a su
Hijo, para que nos enseñe como Él nos ama, hasta el punto de entregarlo a una
muerte de Cruz por nuestra salvación. Esa es la manera de amar de Dios, y la
que también nosotros debemos vivir.
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