domingo, 24 de enero de 2016



Cuando se habla de millones de años, es fácil suponer que la cadena de todos esos hechos que hoy suponen, muchos son supuestos y deducidos por la razón, pero no científicamente comprobados. Sin embargo, nadie los discute.

Por otro lado, poco hay que decir al respecto, porque poco interesan. O dicho de otro modo, no comprometen la vida del hombre, ni cambian su destino, ni tampoco le resuelven su problema de búsqueda de la felicidad. Por lo tanto, importa creerlo o no. Están contenidos en un interés más histórico o cultural.

Respecto a Jesús, su Vida y sus hechos están contados y transmitidos por testigos oculares, tal y como hoy nos dice Lucas (Lc 1,1-4;4,14-21): Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

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