miércoles, 24 de febrero de 2016




Todos soñamos con mandar y ser importantes, y tener poder. Y no tanto servir, pues nuestro egoísmo nos lo borra del corazón, como ser servido. Esa aspiración yace dentro de nuestro corazón y nos cuesta mucho erradicarla y vencerla.

Sin embargo, el criterio que Jesús nos enseña es todo lo contrario. Quien sirve será ensalzado, y quien se sirve será humillado. Lo verdaderamente útil e importante es servir y entregarse, pero no por ningún interés, sino realmente por amor.

Es decir, aquellos que buscan los últimos puestos para servir, gratuitamente por amor, serán los que ocupen los primeros lugares en el Reino de los Cielos.

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