El hombre espera con paciencia y esperanza, valga la redundancia, que la justicia que aquí se esconde y se disimula, mañana se
descubra y se ponga sobre la mesa la verdad. Todos esperamos y deseamos que la
verdad salga a la luz, y hasta lo creemos que así será.
Y es que está en lo más profundo de nuestro corazón.
Esperamos que lo que nosotros no podamos hacer, si es justo y verdadero, algún
día Alguien lo descubra y lo haga cumplir. Porque todos esperamos que se haga
justicia. Y levantamos la mirada hacia el Cielo confiando en su Palabra y su
Poder.
La Verdad nos hará libre y dará a cada uno su precio justo.
Esa es nuestra esperanza y también el sentido común. Por eso esperamos
confiadamente que se cumplan las Palabras que Jesús nos dice en el Evangelio: No
temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. Por todo aquel que se
declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre
que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo
también ante mi Padre que está en los cielos
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