miércoles, 6 de julio de 2016



La huella que el hombre descubre en su corazón le impulsa a pensar no sólo de una forma, sino en la esperanza de que haya otra vida que se prolongará en el Reino de Dios. Y será Vida Plena y Eterna. Y no sólo que lo experimentamos y sentimos dentro de nosotros, sino que nos lo revela Jesús.

Y Jesús no es un cualquiera, sino que se presenta como el único y verdadero Hijo de Dios. Y lo que nos dice encuentra eco y sintonía en nuestro corazón. Realmente, el hombre busca la vida eterna y feliz. Pero, Jesús va más lejos, nos la propone y no da testimonio de su Poder. Él es ese Reino del otro mundo que había experimentado que existía y esperábamos. 

Y nos lo revela enviado por su Padre, que nos descubre, en Jesús, su locura de Amor por salvarnos y darnos esa felicidad plena y eterna. Felicidad que se refleja en el triunfo de Jesús sobre la muerte. Su Resurrección es el fundamento de que de Él nos podemos fiar. Verdaderamente, Jesús es el Reino de Dios que esperábamos.

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