La vida puede traicionarnos
si nos dejamos llevar por las cosas que nos ofrece. La ambición rompe el saco,
dice el refrán, pero yo añadiría que también la vida. Porque te esclaviza y te
somete a sus caprichos y vicios. En la medida que quieres más y más tu ambición
te lleva a perder el sentido de la vida.
Porque la abundancia no te
garantiza ni un minuto más tu vida. Tu vida más importante, porque donde te
diriges no tiene ningún valor el dinero, ni el poder, ni los bienes ni ninguna
moneda de cambio. Al mundo eterno al que estamos llamados sólo vale el amor.
Y es el amor, entendido como la renuncia a ti mismo para ofrecerte a los demás, la única moneda que se recibe y tiene valor en el otro mundo. Por eso, en este, debemos cargarnos de esa moneda de amor cuyos frutos son las buenas obras. Las mismas que te gustarían que hicieran contigo.
Y es el amor, entendido como la renuncia a ti mismo para ofrecerte a los demás, la única moneda que se recibe y tiene valor en el otro mundo. Por eso, en este, debemos cargarnos de esa moneda de amor cuyos frutos son las buenas obras. Las mismas que te gustarían que hicieran contigo.
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