Posiblemente, Jesús no quiere
que se diga que es el Mesías enviado para que nadie se sienta atraído por sus
milagros y obras. No quiere seducirte con su poder, porque eso le sería muy
fácil. Quieres que seas libre y, por amor, decidas seguirle. Porque Él es la
Verdad que buscas, y también el Camino y la Vida. O quizás porque todavía no había llegado su hora y no era el momento.
Un Jesús humilde, sencillo y
pobre, desprovisto de todo poder no encanta a nadie. Herodes se desilusiona
cuando lo tiene delante de él. Y todos se mofan y ríen. Jesús se presenta
despojado de su dignidad y condición divina. Quiere que tú decidas por amor y
en verdad y justicia.
Y realmente nos cuesta. Necesitamos la fe y abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Nos identificamos con Jesús, pero eso no nos basta. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, para asistidos por Él vencer al pecado y en libertad optar por el Señor.
Y realmente nos cuesta. Necesitamos la fe y abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Nos identificamos con Jesús, pero eso no nos basta. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, para asistidos por Él vencer al pecado y en libertad optar por el Señor.
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