Cambiar un corazón endurecido por la ambición, el poder y la
riqueza es misión altamente difícil. Ya dijo Jesús que es más difícil que entre
un rico en el Cielo que un camello pase por el agujero de una aguja. Se
necesita mucha humildad y actitud de conversión.
El criterio humano está lejos de ese cambio. Necesita la
Gracia de Dios para poder convertirse. Sí, puedes, y es necesario, buscar y
querer cambiar, pero necesitas dejarte mirar por Dios. Es el caso de Zaqueo.
Sentía algo por Jesús y quería conocerle.
Y lo más importante,
se dejó mirar y tocar por el Señor. Y cuando entramos en contacto con Jesús, el
cambio se produce. Su mirada amorosa y misericordiosa nos invade hasta el punto
de que queremos amar como Él nos ama.
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