El seguimiento a una persona es consecuencia de varios
factores. Puede ocurrir que esa persona genere intereses que me son
beneficiosos, y entonces le sigo. Pero también puede ocurrir que esa persona
puede sacarme de un apuro, o curarme una dolencia, y lo busco y le sigo hasta
conseguirlo.
Ocurre que conseguido lo que te propones, te olvidas o dejas
el seguimiento. Sucedió con aquellos diez leprosos que sólo uno, el menos
indicado, pues era extranjero, regreso agradecido a dar gracias. Por eso, a la
hora del seguimiento a alguien hay que mirar varios factores que descubren el
por qué de ese seguimiento.
En el caso que nos
ocupa, muchos seguían a Jesús con la intención de ser curados. Pocos buscan la
verdadera salvación, la integral, que también incluye la del cuerpo, pero,
sobre todo, la del alma, la espiritual. Por eso, algunos se sorprenden cuando oyen
a Jesús decir: tus pecados te son
perdonados.
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